domingo, 16 de noviembre de 2014

Embarazo: cambios en la presion arterial


La presión arterial que una mujer tiene, habitualmente se mantiene durante el embarazo; no tiene por qué aumentar. Es más, hacia la mitad del embarazo suele haber una ligera disminución que más adelante se recupera. Sin embargo, hay una diferencia: en el embarazo, la presión arterial se torna más sensible a estados emocionales porque se torna más sensible a la acción de las hormonas, en concreto, al control simpático. Por ejemplo, en el embarazo es más fácil que ocurra un desmayo (un síncope vasovagal). Y, por ejemplo, en el embarazo, es más fácil tener presiones arteriales demasiado altas o demasiado bajas por motivos meramente emocionales.

En la presión ¿manda el bebé o manda mamá?

Hasta hace poco se consideraba que el bebé intraútero dependía de la madre en cuanto a presiones, es decir, se consideraba que lo que ocurría en la madre era la causa y lo que ocurría en el bebé era la consecuencia. Sin embargo, experimentos con animales han mostrado que si a un feto de oveja o de conejo, artificialmente se le ocluye el flujo del cordón umbilical dentro del útero, disminuye inmediatamente el flujo de sangre que la madre manda al útero. Eso significa que el bebé también “gobierna” a la madre en términos de presión arterial. Eso quiere decir que la necesidad de presión que tenga el bebé influye en la presión arterial de la madre. Y este es, a su vez, el motivo de que en el embarazo, una presión moderadamente elevada puede ser mejor no bajarla con medicación, dependiendo de los casos. La placenta es el “abogado defensor” del bebé: envía sustancias mensajeras a la sangre de la madre que dicen si hay que aumentar o disminuir la presión arterial, el nivel de glucosa, o la concentración de sal, por poner algunos ejemplos. El objetivo es tener bien nutrido y oxigenado al bebé. 

La sal

La presión arterial es algo que está muy relacionado con la concentración de sales en la sangre: a más sales, mayor presión arterial. Por eso a las personas (no embarazadas) hipertensas se les recomienda eliminar la sal de la dieta. En embarazadas se ha comprobado que eliminar la sal no sirve de nada. Y hay una opción mejor aún, para embarazadas y para no embarazadas. Aunque no hay estudios al respecto, probablemente lo más saludable en cuanto a sales minerales es ingerirlas variadas. La sal común es una sal demasiado pura: es una sal de solo dos elementos: cloro y sodio. Incluso, la sal enriquecida en iodo se compone sólo de tres elementos: cloro, sodio y iodo. Es preferible utilizar la opción más saludable de todas: usar sal no refinada. La sal no refinada contiene todos los elementos que están presentes en el agua del mar, todas ellas saludables en cierta cantidad: cloro, sodio, magnesio, azufre (en forma de sulfato), calcio, potasio, bromo, carbono, boro, estroncio, flúor, y otros. El aspecto de la sal común que acostumbramos a ver en las tiendas (blanca, fina y seca) se consigue con sustancias químicas añadidas en pequeña cantidad. La sal no refinada suele ser algo menos blanca, suele ser “gorda” en lugar de fina y suele tener un aspecto húmedo en lugar de seco. El sabor de la sal no refinada es más suave y agradable: si pruebas sal no refinada en una cucharilla, la toleras; en cambio, si pruebas sal refinada, la percibes desagradable y notas como que “abrasa”. Y si quieres una versión de sal realmente buena, busca la llamada “flor de sal”. Es la que usan los grandes chief de cocina para las ensaladas y es un tipo de sal no refinada. Si en tu supermercado habitual no encuentras estos tipos de sal, quizá puedas encontrarlo en tiendas de nutrición natural.

El ejercicio

El ejercicio suave, como caminar o nadar ayuda mucho también a tener valores normales de presion arterial. Mientras haces ejercicio la presión sube transitoriamente. Pero en cuanto descansas, la presión queda por debajo de como estaba antes del ejercicio.
Qué es normal y qué no: síntomas de hipertensión

En cada consulta médica del embarazo se toma la presión arterial porque la hipertensión cursa habitualmente sin síntomas. Sólo en casos graves, la hipertensión puede originar algunos síntomas como los que describimos a continuación.

● Dolores de cabeza fuertes

● Problemas en la vista (visión borrosa, destellos, sensibilidad a la luz)

● Dolor en la región superior derecha del abdomen (zona del hígado)

● Aumento súbito de peso (2 Kilos en una semana); puede ser el reflejo de una retención de líquidos

● Piernas hinchadas, o manos hinchadas o cara hinchada. Es algo habitual al final del embarazo. 

Cuando ocurre tienes que estar segura de que la presión arterial es normal.

Si, estando embarazada, te ocurre algo de esto, tienes que acudir a consulta o, al menos, tomarte la presión arterial, por ejemplo, en una farmacia. 
¿Cómo se mide la presión arterial?

Para medir la presión arterial se coloca un manguito en el brazo que se infla hasta ocluir el paso de la sangre. Con el manguito puesto, con un fonendo el médico o enfermera escucha si hay latido o no en el brazo. El manguito se desinfla paulatinamente y en un momento dado el médico o enfermera comienza a escuchar latido. Es justo cuando la presión durante la contracción del corazón iguala a la presión del manguito. El manguito sigue desinflándose poco a poco y en otro momento dado, el médico o enfermera deja de escuchar el latido. Es justo cuando la presión fuera de la contracción del corazón iguala a la del manguito. De esa forma se obtienen dos valores de presión arterial: la presión durante el latido, llamada presión sistólica, y la presión entre latido y latido, llamada presión diastólica. Se escriben separados por una raya inclinada.

¿Qué es la hipertensión arterial?

La hipertensión es la presión excesiva dentro de las arterias del cuerpo. Hipertensión arterial es una presión sistólica mayor de 140 milímetros de Mercurio o bien una presión diastólica mayor de 90.
¿Puede dar alta la presión arterial sin que yo sea hipertensa?

Si. El miedo, la ansiedad, el estrés, el frío, el ejercicio o la vejiga llena aumentan la presión arterial. Debe tomarse en un ambiente de calma y calidez, tras descansar al menos 5 minutos.

¿Es grave la hipertensión en el embarazo?

Lo grave no es tanto la hipertensión en sí misma sino son las alteraciones que pueden estar detrás. En concreto, la hipertensión puede ser la primera manifestación de un trastorno peligroso llamado preclampsia, que puede dañar tanto a la madre como al bebé. Por ello cuando aparece hipertensión es necesario hacer un estudio y después un seguimiento, ya que en algunos casos es necesario terminar el embarazo mediante la inducción del parto. Es muy importante para los médicos tener presentes las diferencias entre los diferentes tipos de hipertensión en el embarazo.

La hipertensión en el embarazo se clasifica en varios tipos:

1. Hipertensión Crónica

Es la hipertensión que ya existía antes del embarazo. Si tienes hipertensión en la primera mitad del embarazo, probablemente se trata de hipertensión crónica. Muchas veces coincide con obesidad, con edad elevada, con estrés, con diabetes o con otros trastornos. La hipertensión crónica nos obliga a estar atentos, precisamente, a vigilar este tipo de trastornos que pueden coincidir. 

Si eres hipertensa y te quedas embarazada debes seguir con tu presión arterial controlada mediante medicación. Si alguno de los medicamentos que tomabas era un inhibidor de la enzima conversora de angiotensina o bloqueante de la angiotensina, o atenolol, antes aún de estar embarazada, sería bueno que hubieras cambiado a otro antihipertensivo. Los medicamentos preferidos en el embarazo son alfa-metildopa, labetalol, hidralacina o nifedipino según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Por eso cualquier mujer hipertensa que busque embarazo debe haber visitado a su médico.

2. Hipertensión Gestacional

Es la que aparece por primera ves en la segunda mitad de un embarazo. Lo importante en este tipo de hipertensión es estar seguros de que no se trata de preclampsia. Por ello, si se detecta hipertensión en la segunda mitad del embarazo es muy importante una revisión médica que incluya pruebas de orina (puede ser una simple tira de orina). Saber que no tienes preclampsia es el motivo de que se te tome la presión arterial en todas las consultas de la segunda mitad del embarazo: se debe tomar una vez al mes.

3. Preclampsia

La preclampsia es una hipertensión arterial que aparece en la segunda mitad del embarazo y que se acompaña de presencia de proteínas en la orina y, a veces, hinchazón rápido generalizado (en una semana se puede ganar medio kilo de peso o más). Si se mantiene como preclampsia leve no pasa nada y además no necesita tratamiento médico. Pero en cuanto aparece, puede hacerse grave y ese es el motivo de que un diagnóstico de preclampsia requiera ingreso hospitalario: para vigilar la evolución durante los primeros días. Cuando se diagnostica preclampsia hace falta una vigilancia estrecha para saber en todo momento que no se está haciendo grave. Esta vigilancia estrecha consiste en analíticas de sangre y orina (para saber que no es grave para la madre) y ecografías Doppler (para saber que no es grave para el bebé).

4. Preclampsia grave

Es grave la preclampsia en que aparecen signos como los siguientes:

● Presión sistólica >160 mmHg

● Presión diastólica >110 mmHg

● Proteínas en orina > 2 gramos en 24 horas

● Disminución de la orina a menos de medio litro en 24 horas.

● Creatinina en sangre > 1,2 miligramos por decilitro.

● Alteraciones crebrales, como dolor de cabeza severo o exceso de reflejos. 

● Visión de manchas negras, visión borrosa o ceguera en un ojo. 

● Encharcamiento del pulmón

● Coloración azulada de los labios

● Dolor en la zona del estómago o del hígado

● Coagulación Intravascular Diseminada

● Crecimiento Retardado del bebé o alteración de los flujos sanguíneos en la ecografía Doppler

● Eclampsia

● Síndrome HELLP

Estos signos no son otra cosa que la forma medible de la afectación que la preclampsia puede causar en los vasos sanguíneos, en los riñones, en el cerebro, en los pulmones, en el hígado, en la sangre, en la placenta o en el bebé. Las alteraciones en la madre incluyen todos los órganos del cuerpo. Los riñones no funcionan bien y dejan escapar proteínas a la orina. El hígado no funciona bien y no produce suficientes factores de coagulación. El cerebro puede estar afectado y puedes tener dolores de cabeza, o visión de “luces” y, en casos graves, convulsiones. Y puede haber alteración de los reflejos. Los vasos sanguíneos pueden estar afectados y causar hipertensión y también falta de nutrientes al bebé. Las alteraciones en el bebé consisten en “insuficiencia placentaria”, es decir incapacidad de la placenta para hacer que el bebé se oxigene o crezca, por lo que puede ser pequeño para su edad gestacional.

5. Eclampsia

Se llama eclampsia a una preclampsia grave que afecta al cerebro hasta el punto de producir convulsiones parecidas a las de la epilepsia. Es una situación que, a su libre evolución, puede llevar a la muerte de la embarazada o de su bebé.

En el pasado, la preclampsia y la eclampsia se conocían con el nombre de "toxemia del embarazo" en la creencia de que se debía a toxinas de algún tipo. 

6. Síndrome HELLP

Es la preclampsia cuando se acompaña de una afectación del hígado y de la sangre tan grave como para causar alguno de los siguientes signos:

● Rotura de los glóbulos rojos (Hemolysis)

● Alteración del hígado en las pruebas analiticas (Liver insuficiency)

● Menos de 100.000 plaquetas por milímetro cúbico (Low Platelets)

Tratamiento de la hipertensión en el embarazo

El primer paso es el reposo relativo. Se deben evitar sobreesfuerzos o estrés. La dieta no ha demostrado influir pero no es mala idea eliminar la sal refinada (cloruro sódico casi puro) para sustituirla por sal marina no refinada, ya que la sal no refinada, además de cloruro sódico, contiene sales de magnesio, potasio, calcio, silicio, hierro, zinc, y otros oligoelementos. Además, debes tener cuidado con las bebidas estimulantes del sistema nervioso (café, bebidas de cola, té, cacao). Por supuesto, debes prescindir de tabaco y drogas; la peor droga cuando se habla de hipertensión es la cocaína.

El médico puede valorar si es pertinente la administración de fármacos antihipertensivos; la hipertensión puede ser un mecanismo de compensación para que no falte sangre a la placenta y por ello sólo en algunos casos se debe tratar con medicación. Por ejemplo, bajar la tensión en una preclampsia leve no ha demostrado científicamente mejorar el curso de la enfermedad y, por el contrario, podría contribuir a que empeore la afectación del bebé al llegarle menos flujo sanguíneo a la placenta. 

Si la preclampsia es grave hay sólo una solución: sacar al bebé; bien provocando el parto, o bien mediante cesárea. La inducción del parto se suele realizar (aunque depende de cada caso) mediante la administración de una tira de prostaglandinas en la vagina. Si el bebé es aún prematuro de menos de 34 semanas, antes de iniciar la inducción del parto se administra a la embarazada una inyección de corticoides, que son hormonas que fuerzan la maduración de los pulmones del bebé.
¿Cuál es la causa de la preclampsia?

La causa del daño al bebé es la afectación de los vasos sanguíneos de la placenta, que impiden un flujo adecuado de sangre a la misma. La causa del daño a la madre es la afectación de sus capilares sanguíneos que impiden un flujo adecuado de sangre al cerebro, riñón e hígado. Las manifestaciones de la preclampsia son las de los daños a estos órganos y los mecanismos de compensación de los mismos. Pero la pregunta es ¿cual es la causa de este daño en los vasos?.

Los factores dietéticos no han demostrado científicamente influir de forma apreciable. Se han puesto a prueba muchas hipótesis. Por ejemplo, no parece tener beneficio disminuir la ingesta de proteínas, ni la de calorías totales, como tampoco el suplementar con vitamina C, D o E. Podría ser que la suplementación con calcio, magnesio, selenio o bajas dosis de aspirina enlenteciera algo el curso de la enfermedad.

Las teorías actuales apuntan a que la preclampsia es un trastorno inmunológico. El bebé tiene proteínas procedentes genéticamente de su madre y otras procedentes genéticamente de su padre. En el embarazo de una mujer sana, el sistema inmunológico debe hacerse más tolerante para no crear reacciones de rechazo (como las reacciones que se producen en los transplantes) contra las proteínas del bebé que no están en la madre (es decir, las que genéticamente proceden sólo del padre). Según esta teoría, la preclampsia podría simplemente ser una resistencia a esa tolerancia inmunológica a las proteínas del otro ser.

Hay múltiples datos científicos que apuntan a que el contacto previo de meses o años con el semen de tu pareja, previene de la preclampsia. Se sabe que las mujeres que han recibido transfusiones de sangre procedentes de su pareja, tienen menor probabilidad de preclampsia. Y se sabe que la preclampsia es típica de primeros embarazos y de mujeres que llevan poco tiempo con su pareja. Parece que el contacto previo con el mismo semen es un factor preventivo de preeclampsia. Se sabe que el efecto protector de haber tenido embarazos previos se pierde cuando el nuevo embarazo es de una nueva pareja. Se sabe que el fluido seminal contiene gran cantidad de factores reguladores del sistema inmune.

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