Muchos futuros padres están ansiosos por realizar a las pocas semanas del predictor positivo, una ecografía para confirmar con sus propios ojos el embarazo. Y muchos ginecólogos creen aportar algo bueno si "regalan" una ecografía extra. Pero … la ecografía pudiera tener algún efecto indeseable. Desde hace pocos años existen indicios en animales de experimentación de que la ecografia podría interferir delicados procesos en la formación del embrión por interferir en la migración neuronal de las células. De ser esto, así una parte de los abortos que consideramos “espontáneos” podrían estar siendo debidos a ecografías realizadas a los pocos días de la fecundación.
La primera ecografía del embarazo recomendada por la sociedades profesionales ginecológicas es al cumplir 12 semanas desde la última regla. Y es que resulta que detectar cosas antes, por ejemplo, detectar un embarazo incipiente interrumpido que no da ningún otro síntoma, no es útil. No hay nada que se pueda hacer que sea mejor que no haberlo detectado. Y posiblemente no detectarlo hasta queno produzca algún síntoma (dolor, sangrado, …) es lo mejor que nos puede pasar en un caso así.
La ecografia de las 12 semanas tiene por funciones medir al embrión para saber con precisión su edad, medir el pliegue nucal como parte del despistaje de cromosomopatías, y asegurar si se trata de un sólo embrión. Si es una gestación gemelar es importante saber si hay una o dos placentas y este dato sólo se puede saber en la ecografía del primer trimestre. Más tarde ya no se puede diferenciar. En resúmen, la primera ecografía no debe adelantarse ni atrasarse de las 12 semanas cumplidas desde la última regla.
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