jueves, 30 de enero de 2020

FRP Moto Xt2013-1 One Action

1.- Entrar en Factory Mode
2.- Abrir Sigma plataforma adb, pestaña Qualcomm
3.- Clic en conectar el teléfono motorola Android (en caso de marcar error o no se active el modo adb hacer un factory reset y volver a intenta)
4.- Una vez reinicie el equipo seleccionar el puerto adb que genera Sigma.
5.- Clic en eliminar FRP.
6.-El ultimo paso es reparar el bootloader con los siguientes comandos:

fastboot oem fb_mode_set
fastboot -w
fastboot oem fb_mode_clear
fastboot reboot

Log:

SigmaKey v.2.34.00 build 02
New version 2.34.00b3 is available on www.sigmakey.com. We strongly recommend to update SigmaKey!
XXXXXXXXX Sigma dongle 2.34, Initializing...OK
Pack 1: Activated
Pack 2: Activated
Pack 3: Activated
Pack 4: Activated
--------- 2018-10-30 11:12:28 ---------
SigmaKey 2.34.00b2 ADB: Conectar el teléfono Motorola Android
Recibiendo información...Omitido
Eliminación de protección de firmware......Hecho
¡FAVOR REINICIE EL TELÉFONO MANUALMENTE!
Lea la guía en la página oficial www.sigmakey.com
--------- 2018-10-30 11:13:55 ---------
SigmaKey 2.34.00b2 ADB: Eliminar FRP
* daemon not running. starting it now *
* daemon started successfully *
^ Mot Composite ADB Interface
Modelo del teléfono: motorola motorola one action
Android 9; Firmware: PSBS29.21-20-5; Fecha: Wed Aug 28 01:50:15 CDT 2018
Versión: PSBS29.21-20-5
Flasheo de banda de base: S337AP_TROIKA_SGCS_QB2223142
Eliminando bloqueo FRP....Hecho

miércoles, 22 de enero de 2020

Un análisis de los pueblos latinoamericanos a través de las mujeres indígenas Bolivianas y la derecha disfrazada de izquierda Evo-moralista


El presente trabajo tiene el objetivo de hacer un análisis de contenido de las diversas noticias alternativas que se han publicado respecto a la situación Boliviana, para de este modo poner en marcha las distintas interpretaciones teóricas, concretamente desde el marxismo analítico, incluyendo conceptos tales como la clase, la raza, género y la muerte del Estado benefactor, junto al resurgimiento de la derecha como la ideología opositora. Aludiendo principalmente el encuentro de una sociedad sometida y amarrada entre una disputa de clase trabajadora que es conformada por el pueblo Boliviano contra una burguesía que se ve encarnada por Camacho.

Sin embargo, existen esos otros elementos que le dan sentido al porqué el resurgimiento de una sociedad ceñida por un racismo estructural hacia el sesenta por ciento de la población que pertenece a comunidades indígenas, la misoginia que guarda el discurso de la iglesia católica al querer preservar a la “familia” bajo el precepto de controlar los cuerpos de las mujeres. En este sentido, más allá de un marxismo ortodoxo, surgen otros conceptos que entran en juego para explicar la creciente y compleja sociedad latinoamericana, por ello se alude al surgimiento de una y un nuevo actor político que hace necesario repensar el análisis, y que el máximo analítico podría añadir en su agenda científica de estudio.

Remitiéndonos a los hechos, el pasado 11 de noviembre, tras trece años, nueve meses y dieciocho días de gobierno, Evo Morales, y el vicepresidente a partir de una serie de protestas dadas en su contra por un supuesto fraude electoral de pie a sus renuncias, a través de un golpe de Estado protagonizado por el ejército y la policía boliviana.  

“Es mi obligación como presidente indígena y de todos los bolivianos asegurar la paz social”, "Renuncio para que [Carlos] Mesa y [Luis Fernando] Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes”, dijo Morales. “La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Espero que hayan entendido mi mensaje; Mesa y Camacho, no perjudiquen a los pobres, no le hagan daño al pueblo. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”

Y así tras un discurso que se viste de pueblo, Evo Morales se retiró sin más, faltando al compromiso histórico que conlleva el defender a los pueblos indígena, sin embargo, el pueblo respondió para defenderse así mismo, de la derecha y de la introducción forzada de la iglesia, ello se vio reflejado en las calles, tras una noticia publicada por Newsweek México, “Nueve muertos durante protesta en Bolivia; CIDH condena uso de la fuerza” afirma que en el enfrentamiento entre la gente y el ejercito llevó por saldo la muerte de nueve manifestantes en la ciudad de Sacaba, en el departamento de Cochabamba, también decenas de heridos y más de cien detenidos.  De los fallecidos se identifica a Omar Calle, César Cipe, Juan López y Emilio Colque.   Nelson Cox, defensor del Pueblo de Cochabamba, ellos asesinados por medio de armas de fuego según aseguran los medios locales.

“Luis Fernando Camacho (Santa Cruz) y Marco Pumarí (Potosí), han sido junto al candidato opositor, Carlos Mesa, las caras visibles de las movilizaciones que terminaron derrocando al gobierno de Morales, aunque los primeros han destacado por su visión radicalizada y por ingresar al palacio de Gobierno o Casa del Pueblo con la Biblia.” (Diego Vera, “Con la Biblia en la mano: los opositores que terminaron con el gobierno de Evo Morales”, publicado por: bibiochile).

Ahora bien, es pertinente preguntarnos posibles explicaciones respecto a la opresión contra el pueblo Boliviano y ello se puede explicar a través de añadir el concepto de clase, asimismo el de raza y género. Aníbal Quijano es uno de los principales representantes del estudio de la colonialidad, de origen peruano y perspectiva marxista, a través de las clasificaciones sociales explica, como bajo las normas de la modernidad eurocéntrica más allá de la relación explotador/ proletario, es la raza un eje central de dominación, este llamado “colonialidad del poder” dentro del sistema capitalista eurocéntrico. En este sentido, la racializacion del marxismo en Quijano es de gran importancia debido al contexto histórico social de América Latina.

Así pues, cuando la producción del sujeto colectivo se interpreta en las corrientes posmodernas como sujeto histórico, el cual se inclina hacia una herencia hegeliana donde se define al sujeto como metafísico, niega al “conjunto de estas gentes”. Las luchas colectivas de trabajadores, identidades nacionales y/o étnicas y religiosas se convierten en un proceso de subjetivación las cuales son discontinuas en tiempo y espacio, sin embargo, le dan sentido a la dialéctica explotación/dominación las cuales se convierten en la definición de clasificación social.

De acuerdo con Quijano, se ignora que, desde hace quinientos años, en América Latina otras identidades se reúnen y surgen en torno a la clasificación de “raza”. De esta manera, explica el poder del capitalismo mundial a partir de tres vertientes, es decir el trabajo, la raza y el género. Nombrando al trabajo como clasificación social, a la raza y género como fuente de dominación. Se resume entonces que el capitalismo a través de la explotación de los trabajadores en sus mecanismos de dominación, recaen la raza y el género en las cuales se genera la colonialidad del poder.

Por esto, las nuevas formas de clasificación social surgen a partir de la racializacion y se explican en conjunto a la colonialidad del poder. Es por ello por lo que Quijano apuesta la suma importancia que tiene estudiar todas las derivaciones que implican en el mundo capitalista, en este caso en particular a los pueblos Bolivianos.

De esta manera , se puede comprender la situación general de América Latina y particular de la emergencia Boliviana, se puede entender por qué Camacho proclama el regreso de la religión católica rechazando la bandera whipala, de los pueblos originarios y todo aquello que transgreda su ideología de derecha, racista, patriarcal y colonial. 

“Además de la reinstauración de la Biblia, tras la renuncia de Morales se difundieron videos con personas sacando de instituciones oficiales, como comisarías, la wiphala o bandera de los pueblos indígenas de la cordillera de Los Andes, además de quemarla. Otro registro mostraba que policías la cortaban de su insignia.”( Diego Vera , “Con la Biblia en la mano: los opositores que terminaron con el gobierno de Evo Morales”, publicado por: bibiochile)

El pueblo boliviano se encuentra de acuerdo a Quijano, en una  “colonialidad de poder” latente, la lucha por la existencia deviene de los oprimidos, de la clase trabajadora pero también de las mujeres indígenas, mismas que surgen como un actor político activo, las fotografías arduamente difundidas en las redes sociales con mujeres indígena tras humo y barricadas dan muestra y veracidad de ello, era de esperarse, pues  la situación en las calles reclama su existencia, su situación de ser mujer, de clase trabajadora y ser perteneciente a un pueblo indígena.

 “Creo que es importante que veamos, mientras intentamos entender la profundidad y la fuerza de la violencia en la producción tanto del lado oculto/oscuro como del lado visible/claro del sistema de género moderno/colonial, que esta heterosexualidad ha sido coherente y duraderamente perversa, violenta, degradante, y ha convertido a la gente ‘no blanca’ en animales y a las mujeres blancas en reproductoras de La Raza (blanca) y de La Clase (burguesa)” (Lugones, 2014).

Las mujeres han sido testigas de una serie de actos violentos en las calles, un ejemplo de ello es un video donde aparece una mujer llorando dolorosamente diciendo lo siguiente: “Sabes a las mujeres que nos han hecho, nos han cortado el cabello, las trenzas nos han cortado, eso jamás, nunca lo vamos a olvidar, ¿acaso eso es poco para ustedes?, que se vaya la presidenta, no la queremos, nos han humillado, nos han quemado la whipala, nos han pisoteado, eso no podemos permitir nosotros, eso los han hecho los policías, los policías son como nosotros, campesinos y por qué nos han hecho esas cosas”

La pregunta que surge aquí, es que papel ha jugado Evo Morales aún después de sus constantes reelecciones, que ha hecho al taparse bajo un discurso que defiende los intereses de las y los indígenas pero huye al primer instante,  quién ha pagado las consecuencias y ha sido el que ha puesto la carne y el cuerpo ante las balas de Estado burgués, como bien lo diría María Galindo y concordando con la mayoría de sus puntos de análisis, en la noticia llamada “Bolivia: la noche de los cristales rotos” estamos ante el enfrentamiento verás de dos caudillos, uno representando a la supuesta izquierda y el otro, un hombre blanco, heterosexual y católico privilegiado, representando a la derecha, que busca sustentar el poder a través del terror y la masacre.

En este sentido, vale la pena mencionar a Adam Przerworki, que bien puede explicar el reclamo de la derecha por terminar su revolución burguesa y destruir completamente el Estado benefactor surgido en el keynesianismo, mismo que funda las bases políticas y la ideología de compromiso de la democracia capitalista, es decir la ilusión de que el Estado pudiera reconciliarse con la propiedad privada.

Que tan cierto es que, en América Latina, la derecha ha tomado el completo control, liberando la acumulación y destruyendo la democracia, si para el autor el proyecto de la derecha en un contexto occidental es poco posible, lamentablemente en este lado del mundo se ha estado llevando a cabo desde mucho antes de que Chile, Ecuador, Haití y Bolivia estallarán.

Efectivamente, el compromiso de clase del que habla el keynesianismo se ha visto difuminado a consecuencia de los intereses internacionales que occidente tiene sobre los pueblos latinoamericanos y que toma de caretas y títeres a los representantes del Estado, tal es el caso de Camacho e incluso en el contexto mexicano bajo el discurso progresista de López Obrador.

 Sin embargo, aunque la derecha sigue en el intento de ganar el terreno por completo, aunque sigue en su intento por monopolizar el poder del capital y dejar fuera las organizaciones colectivas, estás han respondido desde sus condiciones de clase, raza, género y han luchado por preservar y defender a la izquierda, reclamando el compromiso de clase que bien podría definir Przerworki.

Quizá no desde un sindicalismo, pero si, a partir de la organización que defienda la dignidad, quizá no desde una alternativa socialista, pero desde una que no lleve por estandarte la acumulación perversa del capitalismo, en definitiva, las soluciones se irán tejiendo tras la aguja del combate. No desde Evo, el cual se vio empapado por un sistema capitalista que esta detentado por una pequeña elite de intelectuales.

Considero que la izquierda existe, pero difícilmente se podría sentir en las manos crueles del Estado, del empresario, del blanco o del caudillo que guarda un color moreno en la piel y se oculta bajo el dolor de los pueblos indígenas con el burdo objetivo de sustentar el poder que mata y desaparece. Se podría preguntar una, una que es mujer, que es indígena, que no es empresaria, ni presidenta, que no cuenta con ningún cargo público sino comunitario y pelea con palos y con el hijo cargando, y que le cortan las trenzas y llora de impotencia cada vez que recuerda los ojos que la miran desde la iglesia.

Conviene preguntar quién es de izquierda, considero que el pueblo Boliviano lo es, bajo un precepto sensible y humano, quién defiende la vida, el agua y las emociones en la lucha es de izquierda y Bolivia lo es. La izquierda no es de Evo, no, mientras defiendan el sistema económico, político, cultural, racial y patriarcal en el que pisamos el cemento o la tierra.

A modo de comentario, es pertinente que el marxismo analítico de pie a los análisis de la situación latinoamericana, debido a que se complejiza cada vez más, la clase se ve atravesada por distintas identidades que conviene observar, las organización se complejizan, las mujeres fungen más que como representantes de clase, como representantes de la lucha por la vida, es conveniente ampliar las líneas de análisis, criticar al sistema capitalista bajo preceptos quizá nunca pensados.

Mujeres afrodecendientes: liberación de sus cuerpos a partir de la lucha feminista y democrática en México.

“La afrodescendiente peruana es una mujer de rostro humilde, vientre pauperizado y brazos agotados, con muy escasa posibilidad de participación democrática. Es de cariz folklórico, exótico, cuyos aportes históricos se minimizan o se ocultan. Es una hembra que parió silencios y fue parida por la negación y el olvido.” -Lucía Charún Illescas.

El siguiente análisis se basará en las comunidades afrodescendientes de América Latina, pero como eje central, en la mujer afrodescendiente de México. Se describirá como parte de estas, se han organizado para resolver problemáticas que las aquejan, pues surge la necesidad de hacerse activas políticamente, con la convicción de erradicar el machismo, sexismo y cultura patriarcal en conjunto con los estereotipos con los que las relacionan. Se comprenderá consecuentemente como estos tienen que ver con la comercialización de sus cuerpos y de cómo son llevadas a ser parte de una “flolclorización” en lugar de liberar sus prácticas. Por ello, se generan una serie de Redes en América Latina con el objetivo de forjar un espacio de articulación democrática, así mismo con una conciencia sobre el feminismo negro o en su defecto decolonial, para así poder hacer perceptible las particulares necesidades como mujeres negras o afrodescendientes, por que, sin duda, estos intentos por encontrarse en la agenda global son significativos para reconocer y exponer las problemáticas, incluso desde cuerpo mismo.

En la actualidad en México y a través de censos de viviendas emitidas por la Encuesta Intercensal 2015 (EIC 2015). Se recaban datos sobre la población afrodescendiente y cada una de las entidades federativas, se confirma que, de 119 530 753 del total de la población, solo 1 381 853 se autoreconocen como afrodescendientes o en su defecto como negras(o), morenas(os), costeñas (o), entre otros, lo cual equivale a 1.2% de la población total, es decir que, por cada cien personas, una se reconoce afrodescendiente. Bajo este mismo entendimiento, en Guerrero, 229 514 es decir el 6.5% de la población se autoreconocen, siendo la entidad federativa con el porcentaje más alto.

Las comunidades afrodescendiente en el país, tiene un rezago en las diferentes esferas sociales, tanto educativas, culturales, económicas y políticas. Por tanto, en las últimas décadas empezaron a surgir luchas, que reivindicaban su particularidad como raza, pero principalmente como gentes periféricas inmersas en un hartazgo y miseria social. Las distintas organizaciones se dieron en toda América Latina y comenzaron a operar a favor de la implementación de políticas públicas y derechos para con los y las afrodescendientes.

Como lo menciona Aníbal Quijano, uno de los principales representantes del estudio de la colonialidad, de origen peruano y perspectiva marxista, explica que, a través de las clasificaciones sociales, bajo las normas de la modernidad eurocéntrica, más allá de la relación explotador/ proletario, es la raza un punto central de dominación, este llamado “colonialidad del poder”, dentro del sistema capitalista eurocéntrico (Quijano 2104).

De acuerdo con Quijano, se ignora que, desde hace quinientos años, en América Latina otras identidades se reúnen y surgen en torno a la clasificación de “raza”. De esta manera, explica el poder del capitalismo mundial a partir de tres vertientes, es decir el trabajo, la raza y el género. Nombrando al trabajo como clasificación social, a la raza y género como fuente de dominación. Se resume entonces que el capitalismo a través de la explotación de los trabajadores en sus mecanismos de dominación, recaen la raza y el género en las cuales se genera la colonialidad del poder. Se entiende a la colonialidad del poder primeramente en función de la llamada clasificación social, la cual el sexo (biológicamente diferenciado), edad, fuerza, forman parte de las relaciones de poder en el sistema moderno eurocentrado(Quijano, 2014).
En este sentido, una vez que ciertos actoras y actores políticos de las comunidades afrodescendientes se percataron de la peculiaridad que es la de raza como lo discutiría Quijano, dentro de la sociedad capitalista eurocéntrica se dieron a la tarea de denunciar por medio de la lucha democrática. No obstante, dentro de esta misma, comenzaron a surgir interrogantes sobre los privilegios de género que internamente se cedía en la organización política a los hombres y a continuación empezaron a abordar el tema de las específicas necesidades de ser mujer afrodescendiente en América Latina.

Por ello, el proceso de lucha de las mujeres afrodescendientes se da a partir de la creación de redes, por ejemplo, en la “Red paraguaya de afrodescendientes o la “Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la diáspora”, con la finalidad de atender además de las insuficiencias de su entorno, la singularidad de al mismo tiempo ser mujer, es decir cargar con la inferiorización respecto al hombre por cuestión histórica y estructural, y por otra parte contaban con la condición de raza, históricamente esclavizada dentro de los países Latinoamericanos.

“El avance del marco internacional de derechos para las personas afrodescendientes se expresa en las demandas de reconocimiento, justicia y desarrollo y tiene como corolario el Programa de Acción del Decenio Internacional de los Afrodescendientes establecido por las Naciones Unidas para el período 2015-2024. En América Latina, se suman los acuerdos de la Agenda Regional de Género y las propuestas de las organizaciones de mujeres afrodescendientes y de la diáspora de la región, que reflejan una agenda que no puede transitarse sin visibilizar la participación de grupos de mujeres que han sido excluidas de la toma de decisiones sobre sus vidas. De esta manera, se obliga a los Estados a formular políticas públicas de igualdad de género en una perspectiva interseccional en que se valore y reconozca la diversidad étnico-racial existente en la región, como una condición para el desarrollo sostenible con igualdad.” (García 2009, pág.7 )
Las mujeres según Touaraine (1987), junto a la modernización en y desde nuestros países, también tuvieron un proceso distinto respecto a los feminismos hegemónicos, pues los abismos de las mujeres blancas respecto a las latinoamericanas recaen en las necesidades locales. En este sentido, surgieron tres modelos de feminismos: feminismo liberal que luchaba por la igualdad en derecho con las mujeres, feminismo radical por la transformación social desde una perspectiva del movimiento obrero-socialista y movimiento de liberación de las mujeres encaminado a la lucha contra la liberación cultural y sexual.

Los modelos no han tenido verdadera influencia en América Latina, pues las mujeres de estos países se formaron a través de la acción política, partidos de izquierda, y la vida cotidiana se volvió un elemento de lucha y poder donde la autonomía se tornó fundamental. El autor afirma que “no hay feminismo sin democracia y no hay democracia sin feminismo”, sin embargo, se menciona que la participación femenina en el movimiento de democratización no se encierra en movimientos propiamente feministas. Es más, una acción más general de democratización modernizadora.

En este punto y tomándome el atrevimiento, se puede manifestar que, a partir de la lucha de las mujeres afrodescendientes, efectivamente existe un esbozo de lucha para el proceso de democratización por y para sus comunidades, pero en la actualidad, las luchas también se volvieron reivindicativas desde sus necesites como mujeres y si bien, no entra completamente dentro de los tres modelos, tiene bosquejos de cada uno, pues el feminismo incluso en México, es diversificado y diferenciado a partir de la condición de clase y raza. El feminismo  que surge de la mujer afrodescendiente es con base a su condición de raza pues a partir de ahí surge la lucha democrática y la liberación de sus cuerpos.

Como lo explica María Lugones (2014) problematizando un poco el término de la colonialidad del poder introducido por Aníbal Quijano (2014) y desde la crítica a los feminismos hegemónicos. El olvido de la intersección entre raza, clase y género fue inminente, la indiferencia de los hombres que fueron víctimas de la dominación racial, junto a la mujer blanca burguesa. Por eso, hablar de raza, implicaba hablar del hombre negro, si se hablaba de género solamente de la mujer blanca. Así pues, está interseccionalidad en raza/género no da pie a que se visibilice a las mujeres colonizadas, por ende, se entiende a la interseccionalidad como la exclusión de la historia y las prácticas de las mujeres colonizadas o no-blancas.
Por ello, a partir de una entrevista realizada el 5 de Diciembre de 2016 a Patricia Ramírez Bazán, una de las principales representantes de la Red de Mujeres Guerreras Afromexicanas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, se pudieron proporcionar las demandas principales, demandas que les competen meramente como mujeres y sus necesidades locales diferenciadas de los hombres de la comunidad, necesidades como madres, es decir, educación para sus hijos, salud sexual, salud reproductiva, combatir la violencia contra las mujeres, matrimonio infantil y el embarazo adolescente.

Se vislumbra que son necesidades a partir de su condición de clase, pero también habría que reconocer que en algo tiene que ver con la raza, pues la mayoría de las comunidades negras o afrodescendientes en América Latina e incluso en Estado Unidos han sido económicamente diferenciados, las comunidades negras han sido históricamente más pobres y consecuentemente las necesidades respecto a otros espacios se intensifican. Los servicios de salud, de comunicación, educación, prevención sexual son escasos de forma que son demandas que intrínsecamente en los pliegos petitorios se trazan de forma constante.
Asimismo, según Bazán, trabajan en impartir talleres a otras mujeres de sus comunidades para que tengan un proceso de afirmación como afrodescendientes o en su defecto como “afromexicanas”, en ese momento surge la primera Red en Guerrero y Oaxaca constituida por mujeres que se reconocen como negras o afrodescendientes. En este sentido, se está completamente de acuerdo, que la vida privada y vida pública no están separadas. Parafraseo al autor escribiendo, que la política comienza en la dificultad de alimentar a sus hijos y esperanza de educarlos desde las favelas de Recife o como lo mencionan la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora por Dorotea Wilson:

“Decidimos constituir la Red como una instancia de coordinación internacional de las luchas de las mujeres y organizaciones de mujeres afrodescendientes del continente para enfrentar el racismo, la discriminación y la situación particular de miseria en que vive la mayoría de las mujeres afrodescendientes. Como informamos y denunciamos en nuestros diferentes países y en los foros internacionales en los que participamos, la situación de la mujer afrodescendiente es sumamente difícil.” (García 2009, pág. 83) La mujer en América Latina y las luchas reivindicativas, han tomado un rumbo un tanto distinto, pero afirmo que aún seguimos guiándonos a través de los modelos hegemónicos he intentado adaptarlo a nuestras particularidades, como bien lo afirma Touraine (1987), más que guiarnos por la representación social, nos podemos definir mediante la acción social, pues América “no es representativa si no simbólica.

El problema de lo público y lo privado empero, y estando de acuerdo con el autor, no están separados en América Latina, pues el modelo occidental no cuenta con estas condiciones descritas, donde bien pueden separar entre desarrollo de la acción y representación sociales, pues la mujeres no son representadas por fuerzas políticas, la política comienza desde lo privado, como por ejemplo en la mujer afrodescendiente y en los estereotipos respecto a sus cuerpos y con la convicción de protegerlos a partir de políticas públicas.

Las particularidad de la mujer afrodescendiente recaen pues, en la sexualización y explotación de su cuerpo, todas las construcciones que se dan a partir de la colonia, donde se muestra a un cuerpo con tendencias eróticas y pasionales prohibidas para la sociedad cristiana colonizadora y por otro lado un cuerpo fuerte dispuesto a aguantar y pasar por largas jornadas de trabajo. Por ello, dentro de las peticiones está sobre todo la denuncia hacia los estereotipos, pues debido a la esclavización masiva se genera un pensamiento de inferiorización de las mujeres blancas sobre las negras adjuntando a las mujeres indígenas, sin embargo, la mujer negra, con la peculiaridad de estigmatizar el aguante físico en tanto, todos los ámbitos.

Los estereotipos sobre los atractivos sexuales de las mujeres africanas y descendientes, en conjunto a la “naturalidad” en cuanto a su sensualidad y la asociación respecto a la hechicería, dio paso a que los prejuicios sociales de la época legitimaran el abuso y la explotación sexual.

El comportamiento “lascivo y atrevido”, no encajaba respecto al comportamiento ideal femenino comparado con indígenas y españolas. (Velázquez 2006)

Sin embargo, se argumenta que las “prácticas amorosas en la hechicería, la bigamia y amancebamiento” no necesariamente estaba totalmente vinculado con el intercambio sexual comercial, de esta manera, no solo las mujeres africanas en esta época se dedicaban a la prostitución, pero persistían y persistieron más, debido a la preocupación moral en cuanto al comportamiento y las costumbres de mujeres de origen africano. Por ello, argumenta Velásquez que las percepciones culturales y de género de la sociedad novohispana citadina se vieron encaminadas a rechazar estas prácticas divergentes( Velázquez 2009, pág. 119).

La significación del cuerpo y el deseo sexual, fue muy distinto en el continente africano, tanto como Occidente, mientras que los misioneros visitaban África, dentro de sus valores cristianos no concebían la forma en como llevaban a cabo el parentesco y métodos de crianza, pues las mujeres parecían licenciosas y desvergonzadas, atroces y desordenadas formas de conducta, interpretaban la seducción como instrumento del demonio, las mujeres bajo los preceptos cristianos, representaron la impureza, lo salvaje y lo bárbaro.
A partir de ahí, según la autora, comienzan los estereotipos coloniales que poco tenían que ver con la mujer africana. Pues la castidad, vergüenza, mesura, mansedumbre, honestidad y piedad eran parte del orden moral predominante, y la función del cuerpo y reproducción era un mal necesario, por tanto, los “movimientos lascivos” del cuerpo no encajaban dentro del precepto de mesura y discreción. : “el tercer enemigo del alma es nuestro cuerpo; la primera (el alma) busca su salvación divina y el segundo, tierra y lodo; siempre desea cosas camales, sucias.,.”(Velázquez 2009, pág. 114) En cuanto a los valores indígenas, la poligamia fue uno de los preceptos rechazados, sin embargo, en la sociedad mexica, por ejemplo, se menciona que la “modestia y el recato de las mujeres” era aceptable bajo los adjetivos de vigilante, casta, recatable, obediente, tierna, discreta, piadosa, sufrida.

Así pues, los estereotipos culturales según se analiza recayeron en los gestos, en la manera de vestir, en la manera de bailar, en el porte y la semblanza, Velásquez, haciendo alusión y citando partes y fragmentos de comentarios de viajeros, llamó la atención el de Gemelli Carreri,, quien visitó la ciudad de México a mediados del siglo XVII:“las mestizas, mulatas y negras, que forman la mayor parte de la población, no pudiendo usar manto, ni vestir a la española y desdeñando el traje de los indios, andan por la ciudad vestidas de un modo extravagante, pues llevan una como enagua atravesada sobre la espalda, o en la cabeza a manera de manto, que las hace parecer otros tantos diablos...” (Velázquez 2009, pág.173) Por tanto, en el margen de las peticiones dentro de las redes de mujeres afrodescendientes, se abren este tipo de debates que exteriorizan las problemáticas particulares. Sobre todo, el tema del cuerpo y el racismo que se genera a través de ellos. Ramírez Bazán nos confirma que dentro de la Red de Mujeres Guerreras Afromexicanas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, dentro de sus luchas democráticas viene la cuestión de cuidar y luchar contra los estereotipos de la mujer negra de forma que la sociedad las encuentra como “incorrectas” o solo aptas para realizar actividades que conlleven a la servidumbre y que esto implique un gran aguante físico.

En este sentido, se puede explicar como a través de conceptos como “industria cultural” ,“folclor” y “cultura popular”, los tipos de construcciones culturales que se generan a través de sus cuerpos. Se define cultura popular, desde el folclor, que es aquel que se expresa mediante la herencia y la costumbre y de algún modo es parte de la resistencia para la cultura y el tipo de aprendizaje que aquella impone. No obstante, a partir de la industria cultural de masas, el concepto se ve trastocado con la producción de insumos y bienes simbólicos industriales producidos, pero sucede un fenómeno particular, al menos desde lo que Canclini (1984) analiza citando a Adorno y Horkheimer, pues se define a la industria cultural, como aquella que destruye la “alta cultura”.

Lo que sucede en América Latina es el camino a la destrucción del “folclor” que dentro de las lógicas hegemónicas tampoco se considera “alta cultura” sino cultura popular, los cuales la llevan a la práctica los países periféricos. Las industrias culturales, por tanto, en América Latina, comienzan a comercializar aquello que históricamente ha sido excluido y visto solo desde lo “exótico” o “llamativo”, con esto me refiero a la cultura “afrolatinoamericana”, llevándola a un proceso de mercantilización. En este caso, desde el cuerpo de la mujer negra o afrodescendiente, por ejemplo, loscarnavales que se llevan a cabo en Brasil se centran en lo “exótico” de los cuerpos de la mujer afrodescendiente o a partir de modas donde la mujer negra se muestra como ideal a alcanzar respecto a sus rasgos fenotipos que la industria cultural lleva a un insumo de masas. Siendo que en épocas coloniales tanto los cabellos rizados, las trenzas, el baile, la música, fueron símbolo de resistencia y aún en la actualidad desde sus comunidades son parte de la cultura popular, pues los bailes tienen un significado en la vida cotidiana, pero los entes “modernizadores” a partir de la masividad la van convirtiendo en “flolclorizada” , así pues, se deja de lado que el ser parte de la comunidad afrodescendiente en América Latina, también implica una hipersexualización a su cuerpo, racismo e inferiorización, pero claro está que a la mercantilización y la nueva definición de folclor no le interesa mostrar ese lado de la moneda.
Por tanto, se especula que la influencia de la industria cultural en las comunidades afrodescendientes en América Latina tiene un gran peso, pues a partir de apropiarse de sus prácticas culturales y con esto me refiero también a las corporales, llevan implícitos los estereotipos de estos y estás sobre todo los de género refiriéndonos a la mujer afrodescendiente. Lo cual justifica el porqué del surgimiento de estas redes mutuas de apoyo que poco a poco se van metiendo en la agenta política global con un estandarte vivo del feminismo negro o decolonial:

“El desarrollo de información estadística en cantidad y calidad sobre personas afrodescendientes en la región es una deuda de los Estados de América Latina y el Caribe que impide el avance de políticas públicas de igualdad, en particular las políticas de igualdad de género. El incipiente avance observado en la producción estadística sobre mujeres negras y afrodescendientes ha sido resultado de los  esfuerzos originados desde las organizaciones de personas afrodescendientes, los Gobiernos, las agencias y organismos especializados del sistema de las Naciones Unidas, entre otras, que han denunciado la discriminación y negación cultural que implica la invisibilidad estadística” (García Sabino, pág. 20 )
No obstante, de manera crítica, se teme que estás luchas de feministas latinoamericanas afrodescendientes que riñen por una inclusión institucional y democrática, puedan llegar a convertirse en una contradicción, basándonos en las comunidades indígenas, donde las políticas multiculturales las y los llevan a integrarlos de manera a que se adapten a las condiciones del Estado, es decir, que exterioricen sus prácticas de modo que solo se quede en lo cultural y no reclame derechos tales como la inclusión de su lenguas madres o el derecho a sus territorios. Así pues, desde una postura un tanto recelosa de las instituciones mexicanas, se sospecharía que esta inclusión a las políticas públicas recaería en una simple aculturación y proceso de “flolclorización” en el Estado respecto a las mujeres afrodescendientes.

Aunque en la actualidad, estás mujeres aún luchan por su visibilidad, habría que seguirles el camino, para mostrar sus avances por medio del Estado, pues asumo que la completa autonomía de las comunidades se ve difícil de alcanzar, ya que la historia aunada con las comunidades indígenas no es la misma que el de los y las afrodescendientes, pero no significa que sus prácticas tales como la medicina alternativa, las dancísticas, instrumentales, así como el cuidado mutuo entre las mujeres no puedan seguir persistiendo a pesar de la inserción institucional.

Se piensa y a modo de alternativa, que solo a través de un estudio y conciencia minuciosa del feminismo negro o decolonial, es como podría lograrse una inclusión digna que no borre el pasado y las prácticas actuales de estás mujeres, pues sería un tanto fácil incluirlas dentro de la agenda educativa, de salud y política, sin darles peso verdadero a sus ancestralidades y sobre todo un evidente reclamo a su condición de raza y género. Claro está, que para Touraine sería un fenómeno interesante que abordar, porque categorías siempre implícitas en la acción colectiva de mujeres en América Latina, no se había llevado a la práctica por mujeres afrodescendientes, hasta hace un poco más de una década.

Finalmente, se reflexiona que la sociología latinoamericana debería estar abordando estos aconteceres sociales bastante transcendentales, pues se espera un despertar que pueda brindar el conocimiento que ha estado dormido, negado o invisibilizado dentro de la academia, para así, ir descubriendo y describiendo aquellas luchas que están librando esas otras mujeres, que no son contemplados aún para ser estudiadas desde categorías latinoamericanas e incluso desde la academia feminista blanca.

Bibliografía: -CELADE-CEPAL, sobre la base de procesamientos especiales de los censos de la población: Cuba: El Color de la Piel según el Censo de Población y Vivienda 2012, ONEI; México: resultados de la Encuesta Intercensal 2015 - García Savino Silvia Beatriz (2009 ) “Seminario Regional Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo” Montevideo, Uruguay -Lugones María (2014) “Colonialidad y género”, Editorial Universidad del Cauca - María Eliza Velázquez (2006) “Mujeres africanas y afrodescendientes: experiencias de esclavitud y libertad en América Latina y África. Siglo XVI-XIX”, Instituto Nacional de Antropología e Historia Córdoba 4.5, col. Roma, 06700, México, D.F. -N. García Canclini (1984) “Cultura transnacional y cultura popular”, Centro de Estudios sobre Cultura Transnacional, Lima. Cap. V “Cultura popular, industria cultural y modernidad” -Quijano Aníbal (2014) “Des/colonialidad y bien vivir. Un nuevo debate en América Latina””, Universidad Ricardo -Touraine, Alain, (1987). “América Latina Política y Sociedad”, Esposa Calpe, Madrid, cap. I “Vida privada, vida pública”, cap. II. “De las demandas sociales a la acción política”

Estado neoliberal y modernidad como escultores de cuerpos transgredidos a través de la mirada.

El presente análisis pretende vislumbrar la relación que existe entre el Estado, el cuerpo y la violencia. Para alcanzar el mencionado objetivo, se hace necesario tener un soporte solido a través del entendimiento de diferentes autores que, desde perspectivas latinoamericanas, nos brindan instrumentos que hacen dar cuenta del estudio sociológico de la violencia aterrizado a la particularidad del país al que estamos sujetas o sujetos a vivir. Países “tercermundistas”, abrumados casi siempre o siempre por países europeos u occidentales, castigados, azotados por la marginación y puestos en un campo de batalla entre ellas y ellos mismos. 

Los textos por estudiar dejan un mal sabor de boca y no es que no cumplan con la rigurosidad intelectual y científica que la academia te exige a punta de conceptos hegemónicos, patriarcales y/o occidentales, porque sí, estos se encuentran salpicados en alguna de cita de Marx, Horkheimer, Durkheim, Erving Hofmann o Foucault. Sin embargo, no se deja de lado, la realidad de los territorios que viven día a día el escarmiento y cargan en sus espaldas procesos que violentan al cuerpo, más allá de los campos de concentración nazi. 

Así pues, me parece de suma importancia la exploración de estas y estos autores, que creyera que se encuentran resentidas y resentidos con el Estado, el capital y las instituciones que se desprenden de ello. No obstante, al cuestionar el propio espacio y tiempo en el que cada uno tropieza, parece poco posible, no llamar a la academia y hacer énfasis en conceptos como “epistemología del terror”, “civilización brutal”, “violencia autoritaria”, “despersonalización e incertidumbre como instrumento de control del cuerpo”. 

Me es necesario exponer entonces, que cada uno, definen al cuerpo como aquel que recibe el castigo doliente. A pesar de que aún, ese tipo de violencia no se entrevé de forma urgente en la sociedad, es preciso cuestionar violencias hacia el cuerpo mucho menos visibilizadas, asimismo surge la pregunta, ¿De qué manera el cuerpo, sígnica y comunican relaciones violentas, a través de lo simbólico y no necesariamente del malestar corporal? Haciendo énfasis en un tipo de violencia, que no se encuentra dentro de lo cotidiano como evidente. 

Bolívar Echeverria, explica como la opinión pública ha cambiado la percepción que tiene sobre violencia. Atribuyendo al Estado la cualidad de la perfección y en posición de utilizarla como un monopolio total y justificado, el Estado neoliberal es participe de un “Estado de bienestar” y la opinión pública o mass media rechaza a la violencia como un recurso político que cuestione el trabajo de la institución. 

La política neoliberal, toma un punto de vista a-político, dando mayor peso a la implementación del mercado y el poder a la sociedad burguesa de “civilizar y modernizar” aquella parte de la sociedad civil que se encuentra dentro de los marcos de marginalidad y disfuncionalidad. La propiedad privada es primordial, los deseos del poder económico también fantasean con conseguir el control no solo de la fortuna, sino del espíritu. Por ello, se hace justificable la violencia, pues a través del poder económico, se pueden resolver los conflictos que se generan por la “lucha económica”. 

De esta forma, se cita a Horkheimer, y su contribución respecto a formular un nuevo tipo de Estado, es decir, un Estado autoritario, donde se monopoliza la propiedad privada, la circulación se halla mediada por unos cuantos y es impuesta a la sociedad. El capital expulsa al Estado y las relaciones sociales se dan a través de la mercantilización, a la par surge una “violencia dialéctica”, en la cual existe una dependencia constante entre quien la ejerce y la práctica. 

Este tipo de violencia se ve originada en el catolicismo del siglo XIX, la cual se ejerce con el objetivo de negar al otro, al que se pueda martirizar a través del cuerpo, este se expone y se somete, se elimina a partir de considerar su existencia inferior, escondida entre lo salvaje y justificada a través de la salvación divina. La “culturas primitivas” son ejemplo de ello, se les odia, por que significan una alternativa sobre su mismo ethos. Por ello surge una justificación frente a este tipo de violencia, en la cual interioriza las relaciones capitalista de producción y oculta el lado de una historia oscura; las opresiones de la modernidad. 

Ana María Riveido, define al Estado neoliberal, como aquel que se conforma de un orden represivo y se organiza a través de la violencia, atribuye al terror una política crucial del mismo. La violencia legal y física toman sentido, pues según la autora, preexiste un “código de violencia publica organizada”, el Estado forma parte de una administración de la muerte. En el existe la ley, el terror y la legitimación, también la denegación, es decir, el borramiento de sus crimines y la invisibilización de los excluidos, suprimiendo sus espacios de resistencia. 

El Estado corporiza el sin-lugar, destruye la memoria, por ello la categoría de desaparecido es importante, pues se supone resistencia al borramiento espacial, histórico y simbólico. Así pues, se hace viable llamarlo terror neoliberal, el cual “acuerpa” a los desechados, criminalizados y hace natural la excusión, “privatiza la responsabilidad”, es decir, que culpabiliza a las víctimas y articula su impunidad. Esto nos lleva al camino de la formación de una epistemología que tiene por estandarte el terror. 

El Estado se convierte en una violencia de acción “mortífera”. Se retoma pues, la importancia de una reapropiación del espacio y la historia, donde el nombrar a los excluidos forme parte de una “construcción democrática como resistencia”. Así, se considera importante entrever que el cuerpo tiene un sin-lugar, que no existe, no es nombrando y el Estado hace todo lo posible por abandonarlo, tanto en su administración de la muerte como de la destrucción de su memoria y territorio social. 

Pablo Tasso, propone ampliar la idea que se tiene de violencia, desarrollándola como a un fenómeno histórico y político. Partiendo en el “periodo colonial” y aterrizándola al “imperialismo actual”. Igualmente, hace una crítica a la intelectualidad latinoamericana, las cuales abandonaron categorías como “imperialismo” y “clase social”, siendo que en su mayoría son intelectuales de la urbanidad, dejan fuera, conceptos que no se adecuan a sus realidades “modernas”, por ello, se hace forzoso redefinirlos, con el objetivo de explicar la violencia que surge en el tercer mundo. 

En este sentido, el imperialismo y colonialismo tienen una conexión, pues las ideologías se hacen semejantes, en la actualidad, bajo el indicio de países desarrollados y subdesarrollados, los primeros dan soluciones a partir de la experiencia europea para que los segundos alcancen un desarrollo económico y de este modo se instalen la idea de progreso, el autor la llama “violencia de desarrollo”, ella experimentada desde un periodo anterior: el colonialismo. 

En el colonialismo se justifica la violencia con el aparente beneficio hacia los conquistados, a los colonizados se les niega capacidades intelectuales y la imposibilidad de generar un gobierno propio, y por su parte, los colonizadores precisan la definición de que es lo “humano” a partir de su universal euro-centrista, llamando “violencia justa” a su derecho de evangelizar, convirtiéndose así en el “pacto mortífero más civilizado de la modernidad”. 

De este modo, aparece el concepto de “civilización”, que se menciona, aún sin tener en cuenta los procesos de construcción de dicho concepto, que fue el de la capacidad de aniquilar a los pueblos que no tenían los valores del colonizador o en su defecto, para que estos los concibieran a partir del sometimiento. 

En el imperialismo actual, según el autor, existe una presencia de esa misión civilizatoria. Con ello viene el neoliberalismo y el fenómeno de la violencia, el cual encarna muchas contradicciones, por ejemplo, el creer en la idea de democracia cuando el sistema mismo se basa en la propiedad privada y competencia, el distinguir el desarrollo como igual en todos los contextos, y creer la ficción de que la modernidad es definida como pacifica la cual es impulsada por occidente, siendo que, se ha originado de una “civilización brutal”. Por ello, se hace forzoso, explicar la violencia como aquel fenómeno que “domestica”, y es llevado a cabo a partir de la “violencia del desarrollo”, imponiéndose en aquellos países los cuales se consideran subdesarrollados. 

Finalmente, Víctor Paya brinda un análisis inquieto, sobre los tipos de castigos que existen dentro de las prisiones, mismos que requieren del cuerpo para poder efectúalos y asegura que más allá de reacoplar al criminal a la sociedad, se le profesionaliza al ámbito delictivo, debido a todos los parajes que tienen que vivir dentro de la cárcel. 

El cuerpo se vuelve un puente para controlar. La suciedad y el excremento una figura importante de poder. La incertidumbre de igual modo es crucial en el control de sus cuerpos, pues están a la expectativa de saber que les espera, que castigos les serán aplicados, si un operativo viene en camino o bien, si existe la posibilidad de trasladarse a otros penales. 

Las penitenciarías conservan sus propios códigos y el proceso de despersonalización hace más cómoda la vigilancia, pues se deshumaniza a través de prácticas de degradación , la droga se vuelve un “analgésico” para soportar el sistema de encierro y la realidad ahí dentro, de este modo, se hace ineludible poder hacer un análisis de esa violencia, sobre todo a partir de que son considerados como la basura social, el desperdicio y la inmundicia. 

Durkheim define al delito como un hecho social normal, mismo que se presenta en todas las sociedades, sin embargo, este atenta con el pacto de lo civil y transgrede la moralidad, en este sentido, el castigo toma el papel compensatorio y los sistemas penales son parte de esos “mecanismos sociales para hacer justicia”, con el objetivo de devolver la seguridad a las y los afectados, bajo esta misma lógica, la ley también es fundamental para facilitar la convivencia y el respeto por el cuerpo del Otro. 

La readaptación en este sentido, se vuelve el pretexto perfecto, para vislumbrar la auténtica cargo del Estado, es decir, el castigo. En él, el cuerpo se ve sometido a leyes de lenguaje, deseo, genética, interacciones sociales y poder. De esta manera el autor se hace la siguiente pregunta, ¿a quién pertenece el cuerpo? y Erving Goffman a través de la sociología del cuerpo dice que debemos definirlo simbólicamente de acuerdo con la cultura en que se encuentra, siendo que el cuerpo es aquel vehículo con el que puedes circular, pero también su misma existencia que requiere un espacio, puede invadir el de los demás, pudiendo ser violento. 

Se requiere un cuerpo para definir el yo, y la sociedad occidental contemporánea hace de la limpieza corporal un requisito, educa nuestro cuerpo, siendo que es el principal intruso y generador de suciedad (sudor, sangre, olores etc.). La exposición del cuerpo es por sí mismo una “exhibición contaminara” , ahora la exposición del cuerpo desnudo ante la autoridad y residuos contaminantes provocan el inicio del proceso de despersonalización, pues la convivencia con el cuerpo y sus suciedades tiene el propósito político y simbólico de destruir la identidad del sujeto criminal, de todos los personajes del cautiverio que están “atrapados en los intestinos del Estado”. 

Asimismo, el autor aclara que la política de control corporal forma parte de la dinámica de cualquier institución, tanto en la escuela, como el ejército, sin embargo, la brutalidad con la que se lleva a cabo en las penitenciarias tiene mucho que ver con el dolor corporal y sometimiento a cuerpos que son desechados, concluyendo que existe un poder y violencia a través del castigo. 

Finalmente, a modo de reflexión, es importante resaltar que todas y todos definen al Estado o Estado neoliberal como el principal acusado de sustentar el poder a través de la violencia, llevada a cabo y materializada a través del castigo del cuerpo o relaciones económicas. La cuestión, es que en nuestros países latinoamericanos es común sentir y conocer algún cuerpo que implique aquellas cuestiones, Ayotzinapa por ejemplo con cuerpos ausentes, los pueblos originarios víctimas de genocidios y de la política del terror, el narcotráfico y las cárceles más cercanas, los feminicidios, el robo de territorios con finalidades capitalista y de progreso, por ejemplo, el aeropuerto contra el que lucha Atenco o el tren maya, que implican cuerpos no hegemónicos que resisten incluso la mano dura del Estado. 

Por tales motivos, es evidente el por qué llamarle violencia, pues es una violencia feroz e innegable en la cotidianidad de los latinoamericanos, sin mencionar que la viven principalmente la gente que existe entre las periferias . Sin embargo, el punto al que se quiere llegar es que hay una antesala de esas violencias, las violencias más sutiles que dan puerta a que la física se lleve a cabo, en todas sus formas. Se especula a la mirada como la mensajera de la proximidad de violencia física y coercitiva. 

Dando un ejemplo particular, desde la perspectiva de género, por ejemplo, una violencia incuestionable hacia el cuerpo es el feminicidio y la violación, un daño directo y doloroso. Sin embargo, existe la violencia que nadie visibilidad y normaliza a partir de medios de comunicación, al limitar a la mujer como objeto, como inferior, incapaz de mostrar el cuerpo de modo que no satisfaga al Estado, mujeres sujetas a la institución. En este sentido, el simple hecho de salir y exponerse al mundo es motivo de vigilancia, principalmente en la mirada de los agresores. Con la mirada, devienen las palabras agresivas o amablemente violentas, de las palabras deviene los gritos, de los gritos los palpamientos indeseables tanto en la institución como en el transporte público y así sucesivamente hasta llegar al feminicidio. 

Se concluye, que es importante poner atención en esas violencias aprendidas como normales. Lo mismo se piensa, por ejemplo, en cuestiones de racismo, homofobia, pues se vive a través de cuerpos expuestos, acechados por las miradas que se justifican a través de los contextos culturales, sociales y políticos del momento. El genocidio de pueblos enteros se puede prever a partir de como se mira a la mujer indígena o negra, exponiendo su cuerpo en alguna parte de la urbanidad. La violencia en las cárceles se justifica a partir de mirar sus aspectos de vulnerabilidad y encierro, en el caso del Leviatán, como cuerpos sucios. Por ello, se hace necesario reflexionar el como miramos y nos miran, para de está forma poder reclamar la mirada como un espacio seguro. Pero también identificar que a través de la mirada puedes justificar cualquier tipo de violencia y asimismo llevarla a cabo. 

Sociología Política Contemporánea

Introducción: 

La interpretación de poder, es transformable a partir del conjunto de teorías y corrientes metodológicas que se establecen en los distintos contextos tanto sociales, políticos y económicos. Por ello, es necesario empezar a mostrar las diferencias conceptuales que existen, indagar entre aquellos autores que han se manifestado en la definición del poder a partir de sus propias percepciones, en este caso desde la sociología política. Por ejemplo, Michael Foucault, problematiza, que además de relaciones de producción, existen relaciones de poder y por ello, es necesario crear un instrumento donde puedan explicarse. Ya que la historia y la teoría económica, así como la lingüística y semiótica (estudio de relaciones de significación), no abordan que es lo que significan y solo son estudiadas de acuerdo a lo que es legal, al Estado o la legitimidad. Bajo este argumento, Foucault hace evidente la necesidad de estudiar la definición de poder mediante la subjetivación. 

Por otro lado, la propuesta decolonial de Enrique Dussel y Walter Mignolo, busca romper los privilegios del discurso científico moderno y hegemónico, donde la enunciación de un saber y una historia se tornan universales. En este sentido, es justo que surja un nuevo paradigma de conocimiento, mismo que llama descolonización epistemológica, la cual es inevitable para llevar a cabo el poder pero en un sentido positivo. Así pues, Jurgen Habermas, se aglutina en la teoría de acción comunicativa, que se relaciona con la tensión que existe entre el mundo de la vida y el sistema, ambos autónomos. Donde la comunicación es de vital importancia para llevar a cabo una relación con el poder y por ultimo Niklas Luhmann en la teoría de sistemas, explica cómo se relacionan entre sí, pues dentro de estos sistemas existen mecanismos, organismos, sistemas sociales y psíquicos que a través de códigos como el amor, el derecho, la propiedad y el poder se comunican. El poder es parte de un código que se considera un medio de comunicación el cual informa el ego sobre el alter, el ego como problema y el alter como el repertorio de soluciones por medio del ejercicio del poder. Bajo esta misma línea, se interpretará de forma más puntual, lo que el poder significa en cada uno de estos autores. 

1. Perspectiva decolonial 

Para Dussel, es importante la reflexión ética, material e histórica sobre las condiciones de los seres humanos en el mundo moderno. A partir de ello, se hace necesaria una reconceptualización de la política, para que vaya acorde con la “nueva civilización transmoderna y transcapitalista”. El campo de la política se explica, es aquella donde la distribución de actores genera intersubjetividades que operan como dimensión constitutiva y lo que da sentido y origen al campo político es la lucha por el poder. 

Según el modelo formado por el pensamiento occidental, el poder se toma como negativo en donde la representación democrática es fundamento suficiente para la legitimidad y la toma de decisiones políticas, este es llamado “poder delegado”, donde la racionalidad moderna europea justifica el alejamiento con la “comunidad”. Por ello se hace oportuno recuperar desde la perspectiva decolonial la concepción de poder político traducido como “poder en-si” e identificar el poder como prácticas políticas subalternas, donde la sede de este poder sea en la comunidad con un orden alternativo en el cual el poder de las autoridades se des fetichice. 

Cabe aludir que, dentro del campo político, se atraviesan esferas tales como la ecológica, económica y cultural, que son dinamizadas por la acción cultural de diversos movimientos sociales, que son llevados a cabo por aquellos que son marginados y considerados fuera del modelo de democracia liberal. La conciencia de un pueblo sobre su “identidad cultural” es clave para lleva a cabo dichos procesos, pues solo así, será posible el cambio institucional y el desarrollo de una conciencia crítica. 

Finalmente, Mignolo propone la recuperación de aquellas categorías negadas en el pensamiento y praxis social de la periferia, los cuales son negados por un pensamiento único. La propuesta es generar un “paragima otro”, a través de las historias locales negadas e impregnadas en la diferencia desde la modernidad. Es por ello que el saber debe estar impulsado frente a las transformaciones del poder. 

Las comunidades de mujeres afrodecendiente en América Latina, desde la perspectiva de Dussel podrían traducirse como una lucha del poder en el campo político. Pues la identidad cultural se defiende (expresiones dancísticas, musicales), tanto como el reclamo por generar nuevas formas de organización que exige la visibilidad, pues se muestran cómo aquellos y aquellas que se les excluyó históricamente, tanto en saberes como prácticas en la identidad nacional, por otro lado, el surgimiento de nuevas teorías donde el género y la colonialidad comienzan a tejer y mostrar las historias locales negadas por la colonialidad del saber, como el feminismo negro que desarrolla categorías no mostradas en el feminismo que toma la corriente eurocéntrica como base. 

2. Michael Foucault 

Las relaciones de poder se reflejan en las relaciones de la vida cotidiana arraigada a las instituciones en las que estamos inmersos e inmersas, pero es necesario tal como nos dice Foucault, preguntarnos como es que se ejerce el poder, cuál es su origen, su naturaleza básica y sus manifestaciones. El objetivo no es agredir a las instituciones de poder, sino las formas de poder que se encuentra en nuestra vida cotidiana, mismas que convierten a los individuos en sujetos pero sujetos que son sometidos al control. 

Lo que se plantea, es que debería formarse un sujeto encaminado a la conciencia de sí mismo, así pues, las luchas son las que construyen, las oposiciones a la dominación, las denuncias contra la explotación y por ende, son ejemplo de este despertar de conciencia. Así como el reconocimiento de nuestra condición histórica hace posible una conciencia que nos lleva a conceptualizarnos, debido a que no solo nos convertimos en sujetos a nivel teórico, sino a través de las experiencias, en este sentido se presenta una forma distinta de analizar los vínculos. Reconocer que la resistencia es un elemento que hace visible a dichas relaciones es fundamental, sin embargo tampoco se trata de luchas contra la autoridad, sino de luchas que discuten “el estatus del individuo”, que combaten contra “los privilegios del saber”. 

El Estado por su parte, funge como el poder totalizador e individualizante, el cual a partir de ese mismo modelo de poder pastoral devenido del cristianismo germina en otras instituciones de la sociedad, tales como la familia, sin embargo la salvación no prometer ser divina sino terrenal y esto se ofrece a través de ciertos bienes tales como la salud o la seguridad. Por tanto, los objetivos humanos se materializan en una serie de poderes que recaen en la familia, la educación o las empresas. Por ello, se hace necesaria la distinción entre tipos de poderes; 

El poder de capacidad objetiva (se ejerce sobre las cosas), las relaciones de comunicación (transmiten comunicación por medio de un leguaje) y relaciones de poder (relación entre individuos/grupos). Estas tres se corresponden entre sí para generar un instrumento en las circunstancias pertinentes de control. Por ejemplo, se crean bloques y a partir de estas relaciones, sistemas regulados. 

El poder de la “capacidad objetiva” puede ejemplificarse en la institución educativa, la cual tiene elementos de regulación en la vida interna, la disposición de un espacio y las funciones específicas. El poder de la capacidad objetiva puede relacionarse con el poder de la comunicación, a través de “comunicaciones reguladas” tales como “lecciones, preguntas, respuestas, órdenes y un “procedimiento de poder que se aterriza en los encierros, la vigilancia, los premios o castigos. 

Los bloques son un modo de disciplina que se articula a partir de estos tres modelos. La disciplina que toma origen en el siglo XVIII en la sociedad europea. Instituciones tales como la penitenciaria, los hospitales, talleres, escuelas, o el ejército son aquellas donde se encuentran profundamente arraigados estos tres tipos de poderes. Debe aclararse que una relación de violencia en la cual se agrede al cuerpo, no es lo mismo que una relación de poder, pues esta otra, actúa sobre las acciones y es necesaria la intromisión de dos elementos “acciones sobre acciones posibles” y con ello la capacidad de “conducir conductas”. 

Finalmente, se cuestiona como es que deben analizarse las relaciones de poder y con ello, la respuesta nos indica que este análisis requiere de algunos puntos, tales como sistemas de diferenciación que implica curiosear entre las diferencias económicas, jurídicas, de privilegios, lingüísticas, culturales las cuales nos dejan clara una diferenciación en las condiciones y los efectos de estas mismas. El segundo punto, es el de identificar los tipos de objetivos que hace que se actúe sobre la acción de los otros, objetivos que te hacen mantener un privilegio, acumular ganancia e inclusive hacer funcionar la autoridad. 

El tercer punto, son las formas de institucionalización que se encuentran en las estructuras jurídicas, como las costumbres o moda (familia), en dispositivos cerrados. En el que el Estado, la instancia máxima de control global es la desprenden estos modos de control, ya que distribuye todas las relaciones de poder. 

Por ejemplo, en la sociedad occidental, el Estado siendo capitalista/racista y patriarcal, a partir de una serie de relaciones para con las instituciones, se crea un tipo de subjetividad donde la relación de raza/genero tienen consecuencias y una forma en la cual, el control se ejerce a través de relaciones de poder, que implican en la vida cotidiana maneras de actuación, como es la segregación, exclusión y sexualizacion dentro de la escuelas, los hospitales e inclusive dentro de las cárceles donde las diferencias de estratos sociales y los estereotipos predominantes hacia la mujer negra prevalecen. 

Es por ello que, la definición de relación de poder, es de gran importancia, debido a que se puede hacer visible que nos encontramos en una sociedad de control, la cual crea el sujeto, sin embargo, comenzar a tener conciencia de nuestra historia y crear sujetos para sí, es seria estrategia de lucha alternativa para que las relaciones de poder se evidencien. 

3. Jurgen Habermas 

La teoría de la acción comunicativa, especula la idea de que los seres humanos según Arturo Santillana Andraca interpretando a Habermas, “son capaces de regirse por una razón que los ponga a salvo del poder y la dominación”. 

En este sentido, la comunicación y el lenguaje son muy importantes para llevar a cabo esta salvación, sobre todo en la vida política, (entiéndase política como aquella que se encarga de solucionar asuntos de competencia comunicativa a través de una búsqueda de acuerdos y negociaciones). Por ello, la comunicación es un medio para alcanzar la resolución de las problemáticas en el ámbito mencionado, la fuerza comunicativa se convierte en una herramienta para organizar el ejercicio del poder y la posibilidad de adquirir fines encaminados a la justicia, pues es a través del discurso con fundamentos éticos, es que la violencia podría disminuir. 

Para entender de forma más precisa lo que significa la teoría de la acción comunicativa, Santillana hace una diferenciación entre dos tipos de acción, la primera es la “acción orientada al éxito” la cual esta atañida por la perspectiva de Weber. Pues en ella, la “racionalidad cognitivo- instrumental”, es parecida a la percepción de racionalismo occidental en donde los valores y la eficacia, toman un papel importante, llevando a este tipo de acción a un cálculo entre “medios y fines”. 

Por otra parte, se encuentra la acción orientada al entendimiento, misma que la descifra como “racionalidad comunicativa”. La cual, se mide por las susceptibilidades, en este tipo de racionalidad existe una amplia posibilidad de generar acuerdos entre los sujetos, mediante un acto lo llamado “acto ilocucionario” que es cuando, el hablante y oyente tienen una interacción que los lleva a tener una conciencia entre lo que se dice y se realiza. 

Este tipo de comunicación se produce en el mundo de la vida: “El mundo de la vida es, por así decirlo, el lugar trascendental en que hablante y oyente se salen al encuentro; en que pueden plantearse recíprocamente la pretensión de que sus emisiones concuerdan con el mundo (con el mundo objetivo, con el mundo subjetivo y con el mundo social); y en que pueden criticar y exhibir los fundamentos de esas pretensiones de validez, resolver sus disentimientos y llegar a un acuerdo. En una palabra: respecto al lenguaje y a la cultura los participantes no pueden adoptar in actu la misma distancia que respecto a la totalidad de los hechos, de las normas o de las vivencias, sobre las que es posible el entendimiento (Habermas, 2002b: 179). De este modo, los participantes van construyendo un proceso de entendimiento a través de la reflexión en cuanto a lo que se trata de comunicar, la cual lleva a una integración sistémica y el leguaje se convierte en un modo de cambio social. 

Un ejemplo que se exterioriza a partir del potente poder de la comunicación, es la realización de las asambleas comunitarias de mujeres afrodecendiente, las cuales son abatidas y excluidas en América Latina desde la invisibilización de su historia, no solo como comunidad de mujeres y hombres sino a partir de su condición del ser mujer. 

Sin embargo, a través de un proceso de comunicación reflexiva sobre sus necesidades y opresiones particulares se hace posible en el mundo de la vida, generar estrategias que a partir del discurso creen cambios y se autorregulen como comunidad reflexiva y pensante que comunica y hace al mismo tiempo posible una transformación en cuanto a sus experiencias del ser mujer racializada, llevando a cabo otras formas de organización que las trasladen a un entendimiento de “justicia” y disminución de violencias. 

4. Niklas Luhmann 

Finalmente Luhmann, explica como los medios de comunicación son la base para una teoría del poder, por ello es necesario revelar de forma introductoria del poder y los diferentes tipos de comunicación junto a las observaciones de las múltiples teorías que se han formado alrededor de ella. La teoría societal por un lado, “es una teoría de diferenciación social en estratos y en subsistemas funcionales”, esta como acciones que son atribuidas de forma individual con conceptos muy limitados tales como consenso, legitimidad y comunicación masiva. Por otra parte se expone la “teoría de evolución social y cultural que conduce a una diferenciación creciente” que es completamente distinta a la primera teoría. 

Por esto se hace indispensable crear una “teoría general de comunicación simbólica” donde no se trate al individuo y se piense que los sistemas sociales son los que se crear a partir de la comunicación y la selectividad de un mensaje que bajo las condiciones de evolución son cambiantes. Pues así como tienen la capacidad de selectividad, también la del rechazo comunicativo en el que los conflictos son los elegidos. Por ello y parafraseando al autor, son las sociedades más avanzadas en las que los códigos de lenguaje deben tener una diferenciación como el del poder y la verdad. 

El poder como un cogido y medio de comunicación el cual, a través de la relación entre el alter y ego, genera y es capaz de sugerir acciones de selección, por tanto, el poder no significa coerción pues esta solo aparece donde el poder no se encuentra es decir en las sistemas más simples. 

Desde esta perspectiva, al asegurar que el poder no significa coerción, pienso, es complicado a ligarlo a un país en particular, pues la coerción se ha dado tanto en el primer, como tercer mundo, por ejemplo, la violencia generada en las comunidades negras a partir de las luchas de Martin Luther King, pues los antecedentes muestran códigos donde el poder, según el autor no se ejerce, sino a través de dar soluciones que arreglen al sistema, por ejemplo 


Conclusión: 

Las herramientas que nos brindan todos estos autores son de suma importancia para generar elementos conceptuales que nos ayuden a entender la realidad que se está viviendo y lo más importante, cuestionarnos como es que dicho concepto se define en nuestra vida cotidiana y el contexto social que se está viviendo en la modernidad tardía la cual se encuentra en los terceros mundos de nuestros países. Implementar una definición de poder distinta, que ya no se ejemplifique solo en el poder electoral o el “poder represivo” que existe bajo las sociedades latinoamericanas en las que nos encontramos, pues se torna predominante la idea del poder pertenece a aquellas minorías que dominan de forma represiva. Sin embargo y como se ha expuesto anteriormente, el poder no solo se define bajo esas premisas, ya que puede tener un lugar concreto a definiciones que lleven a un proceso en el cual la sociedad se organice y deconstruya la idea del poder. 



Bibliografía: 

-Artículo: el sujeto y el poder de Michael Foucault 

-Walter Mignolo. “'Un paradigma otro': colonialidad global, pensamiento fronterizo y cosmopolitismo crítico” en Historias locales-diseños globales: colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo.pp. 19-60. 

-Dussel, Enrique. 2004. “Sistema mundo y transmodernidad”. En: Saurabh Dube, Ishita Banerjee y Walter Mignolo (eds.).Modernidades coloniales. pp. 201-226. México: El Colegio de México 

-Arturo Santillana Andraca (2011) “Del mundo de la vida al sistema: el poder integrador del poder” enAndamios,pp. 161-185. 

-Luhmann, Niklas (1995)Poder, Anthropos/Universidad Iberoamericana: Barcelona. Caps. 1 y 2




Mujeres tercermundistas en contextos de información sexual frágil : un critica al concepto de reflexividad de Antonny Giddens.


De los objetivos primordiales de la presente reseña crítica, es explicar de manera clara y general,  el amplio trabajo del sociólogo inglés Antonny Giddens, esto a través de la introducción  de Roberto von Sprecher, donde se expone al autor a partir de premisas estructuralistas, primeramente  haciendo alusión a una teoría general abstracta y  por otro, manifestando cual es  el objetivo de la sociología para después,  continuar con sus postulados políticos,  que recaen en la inevitabilidad  de la globalización y una propuesta llamada tercera vía, que es la implementación de una socialdemocracia.

Mencionando solo una biografía básica del autor, dada en el último apartado del capítulo que se irá examinando, es decir, “Anthony Giddens: Teoría social general y sociología”. Se da a conocer información tal como que Anthony Giddens nació el 18 de enero de 1938 en Londres Inglaterra,  creció en una situación familiar de clase media baja. En 1959 se gradúa de la Universidad de Hull, obteniendo el grado psicología y sociología. Fue docente y enseñó psicología social en 1961, en la Universidad de Leicester, más tarde realiza una maestría en la London School of The Economics, y en 1974 consigue el doctorado en la Universidad de Cambridge. En 1997 se convierte en director de London School of The Economics and Political Science, y después se vuelve consejero de Primer Ministro Británico Tony Blair.

Continuando con la reseña, se explicarán los postulados y conceptos generales, principalmente el de “reflexividad” para de este modo poder aterrizar nuestra critica a una situación empírica, es decir, las mujeres tercermundista y sus contextos, a partir de experiencias y sentires diferenciados respecto a las mujeres que coexisten en un mundo totalmente occidental. Preguntándonos que tan posible es que las circunstancias de privilegio del autor pudieron influir en construir conceptos que se alejan a la vida cotidiana y construcción de subjetividad, aún en la llamada modernidad.

El pensamiento de Giddens y la propuesta de la teoría general abstracta tiene origen en Talcott Parsons, un sociólogo estadunidense de la tradición clásica de la sociología, conocido por su teoría de la acción social y un enfoque estructural-funcionalista el cual también tiene déficits al nombrar al sujeto social como aquel que sigue las fuerzas, mecanismos normativos y estructurales ciegamente. 

En este mismo sentido, en lo que consiste y propone la teoría social de Giddens, es en no separar las disciplinas, sino más bien encontrar un método más general,  conjuntando las distintas ciencias sociales tales como la psicología, antropología y/o sociología . De este modo, define la sociología, como esta ciencia que tiene por finalidad el estudio de la modernidad y como particular de la sociedad industrial, es una ciencia empírica, que investiga científicamente la realidad social, sin embargo, para llegar a adquirir este conocimiento, es necesario recorrer una serie de procedimientos y reglas, recolección de datos de la realidad con técnicas sistemáticas a partir de teorías.

Para poder explicar la teoría social general abstracta, se nombra a la teoría de la doble estructuración, que parte de la acción social, un concepto central para el entendimiento del pensamiento del autor, en este sentido, se manifiesta la existencia de una relación reciproca entre el sujeto que actúa y el objeto social(acción y estructura), es decir, que no pueden existir uno sin el otro. Las acción es aquella capacidad crítica del sujeto, aquella que provoca un cambio en el mundo, la que incita a la producción de acontecimientos, a la intervención en el mundo natural y social, en pocas palabras es la capacidad de transfigurar la realidad.

El actor es el sujeto que tiene saber, y que al mismo tiempo posee niveles de consciencia,  como la conciencia práctica y la discursiva, la primera es la capacidad de saber y actuar en consecuencia de lo sabido, la segunda es aquella capacidad de explicar las acciones. En este sentido, se entiende a la doble estructura como producción y reproducción a partir de la relación entre estructura y acción. La estructura se define a partir de una existencia virtual, es decir que no es palpable más que en el pensamiento, es aquella que se revela solo cuando interviene la acción del sujeto, esto dentro de un espacio y tiempo.

Sin embargo, estas acciones sociales no son divergentes o distintas cada vez, sino surge una rutina que conlleva a la auto-reproducción. Hasta aquí, se entiende la importancia de la relación entre estructura y acción social, pero es central hablar de la reflexividad que lo sujetos tienen y su capacidad transformativa a partir de la acción social,  se especula entonces, que los sujetos aprenden de los actos, los contextos, las reglas y la rutina cotidiana, provocando una autorregulación en los sistemas sociales y las instituciones.

 En este mismo sentido, la reflexividad se puede convertir en un poder, donde las acciones toman algún propósito e intención. Como ya se explicó, se manifiesta la conciencia practica y discursiva, mismas que según el autor,  se consigue pasar de una a otra  relativamente fácil, es decir que se tiene la capacidad de actuar a partir de lo conocido y sabido, pero también la facultad de explicar, el porqué de la acción, no obstante, también existe la posibilidad de realizar acciones a partir del inconsciente, acercándose a una perspectivas más psicoanalíticas, donde el sujeto no puede  asumir los argumentos para explicar sus acciones, esto consecuente de alguna situación traumática.

Bajo esta misma lógica, las rutinas también tienen grados de entendimiento, porque se dan a partir de limitaciones, de cierto acceso a conocimientos, el sujeto no comprende en su totalidad las condiciones sociohistóricas, no puede entender con totalidad el antes y el después de las situaciones en las que vive, las cuales denomina como “consecuencias no advertidas”.

En este sentido, también se define que es la estructura, se define pues,  como aquella que posee reglas y recursos la cual propician la producción y reproducción social, retomando a la agencia (acción) como la capacidad de producir una diferencia y ahí es importante retomar la relación que tiene la agencia con el poder, pues es donde se posibilita la intervención en el curso de los acontecimientos.

Asimismo,  preexisten tipos de estructuras tales como la estructura de dominación, legitimidad y significación, la primera funciona a partir de recursos y poderes, la segunda en las reglas morales y la tercera en el lenguaje, estas tres dimensiones funcionan simultáneamente a través de la interacción, las instituciones que son las prácticas realizadas en una mayor extensión del tiempo y espacios son aquellas encargadas de hacer tangible la estructura.

Finalmente, se habla de su obra “Modernidad e identidad del yo. El yo en la sociedad” (1995), donde se centra en la modernidad tardía y se pregunta cómo los agentes sociales la viven. Se  hace una diferenciación entre la sociedad moderna y la sociedad tradicional, consecuentemente precisando al industrialismo como aquel que fue capaz de reconfigurar el orden a nivel global. 

En este sentido, se descubren dos puntos, el primero es la individualización del sujeto ejemplificado en la búsqueda de la construcción del yo, el sujeto se pregunta quién es y que tiene que hacer, cuál es su proyecto del yo y como llevar a cabo un tipo de estilo de vida, eligiendo entre un cumulo de opciones, en comparación  de la sociedad tradicional donde la relación con el yo era menos impensable, debido a que se pensaba de forma más colectiva.
La modernidad tardía, por consecuencia trajo una transformación de la intimidad y de la identidad misma, aquí el tiempo y espacio es modificado debido a la sociedad globalizada, se pasa de lo local a lo global, donde el espacio y tiempo ya no requieren de un lugar específico para relacionarse con los demás, es decir que puedes estar de un lado del mundo intercambiado e interaccionando con el otro sujeto.

 El segundo punto, es a partir de la institucionalidad o las estructuras de la modernidad. Se generan entonces, mecanismos de desenclave, que son precisamente eso, la ausencia del lugar.  También esta modernidad tardía recae en el consumo y la intervención del mercado en esa diversidad de estilos de vida, llamándolas experiencias mercantilizadas.

Así pues, partiendo y nutriéndonos de los conceptos dados, se puede especular y leer a Giddens a partir de una condición primer mundista occidental, hombre heterosexual blanco y una posición social cómoda. Son prerrogativas que dotan al autor a invisibilizar ciertos contextos y normalizar prácticas que no coincidirían en otros, en los ejemplos dados a lo largo de la lectura, se edifican a partir de premisas o lugares cotidianos como el gimnasio, la escuela, los restaurantes, es decir espacios que representan privilegios al menos en contextos tercermundista, así pues, se invisibilizan condiciones divergentes al construir conceptos como el de reflexividad.  

Por ejemplo, al aterrizarlo en la condición especifica de la mujer tercermundista, explicando el ejercicio de tener un abanico de posibilidades de poder elegir en temas como la prevención de ETS (enfermedades de transmisión sexual)  a través de métodos anticonceptivos o el derecho de elegir entre la maternidad y el aborto. ¿Qué tan posible es entonces, que la mujer tercermundista tenga un proceso de reflexividad de modo que propicie una interacción y acción social que cambie los acontecimientos en las estructuras predominante e históricamente machistas, donde la educación sexual es restringida y el cuerpo de la mujer castigado?

¿La mujer reflexiona en cuanto a las posibilidades o ejerce un tipo de decisión inherente sin siquiera cuestionarse sus condiciones?, las posibilidades tales como el uso de métodos anticonceptivos o la capacidad de decidir sobre el cuerpo al querer ser madre o no en tejidos sociales como de las comunidades indígenas o afrodescendientes son menos probables, pues se actúa, siguiendo una estructura patriarcal y más tradicional. ¿Qué tan posible es entonces que se genera una relación entre acción y poder,  los cuales intervengan en los acontecimientos, transportando a la posibilidad que cambie algo respecto a su entorno?

Explicando la idea, se cae en cuenta de que, es posible que la mujer actué a partir de su condición y también llevando un proceso de reflexividad, pero el asunto aquí es que es mucho más limitado, es más difícil, sobre todo siguiendo estructuras que se autorregulan en términos contradictorios, a diferencia por ejemplo de las mujeres primer mundistas, que tienen un proceso de reflexividad más amplio en cuanto a conciencia practica y discursiva. Considero entonces, que las mujeres tercer mundistas, en mayor proporción y en los sectores sociales más alejados,  están llevando a cabo una acción social bajo la conciencia práctica, porque no decide ser o no madre al saber su condición de marginalidad, sino se actúa bajo lo inherente, algo que se tiene que hacer, porque las estructuras lo demandan.

Sobre todo en la sociedad en la que se enfrente,   ya que de igual modo, no puede explicarse bajo los términos de individualidad total, puesto que aún se conservan premisas de colectividad y rasgos de tradicionalidad, donde la construcción de yo, inclusive puede llegar a cuestionarse, pues la identidad en los terceros mundos sigue en resistencia o inclusive la idea de la globalidad, le quedaría debiendo a mujeres por ejemplo, que viven en comunidades donde la luz o las comunicaciones  son de difícil acceso.

Así pues, se concluye que existen relaciones que producen y reproducen la estructura a través de la acción, pero que tan pertinente es hablar de reflexividad dentro de estas mismas, puesto que son contradictorias y parte de una promesa fallida de la modernidad. Así pues, se cuestiona la capacidad de agencia, en estructuras sociales que desde su misma existencia la imposibilitan, puesto que las sociedades latinoamericanas y utilizando la premisa del género, se complejizan, se piensa que no es suficiente pensar que se pueda dar un giro y provocar acontecimientos a partir de una producción y reproducción dentro de las misma lógicas estructurales, criticando así, la idea de una tercera  vía, bajo la socialdemocracia, pues se caería en la idea de sostener el mismo capitalismo que desde su constitución primera, fue estructuralmente caótico.